viernes, 25 de septiembre de 2009

Inglourious Basterds (Q. Tarantino, 2009)

...Y tras el más exquisito clasicismo pasamos a las más salvaje modernidad...

Después del mal sabor de boca que nos dejó Death Proof, Tarantino ha vuelto a la pantalla grande con una película que, si bien no se encuentra entre lo mejor de su todavía corta pero jugosa filmografía, sí logra cumplir con el principal cometido del cine: el entretenimiento, que ya es decir bastante para un trabajo que rebasa los 150 minutos de duración...




Segunda Guerra Mundial. Ocupación alemana en Francia. Shosanna Dreyfus, una joven judía interpretada por la bella actriz francesa Mélanie Laurent, logra escapar con vida tras presenciar la brutal masacre de su familia a manos de un grupo de soldados alemanes comandados por el sagaz coronel Hans Landa (un soberbio Christoph Waltz, lo mejor de la película).

En otro lugar de Europa el teniente americano Aldo Raine (un Brad Pitt con el mentón de Marlon Brando en El Padrino) y sus 'Ignominiosos Cabrones', preparan una misión que, con la ayuda de la actriz alemana Bridget von Hammersmark (una elegante Diane Kruger) -agente secreto que trabaja para los aliados-, intentará eliminar a los principales peces gordos del Tercer Reich, Hitler incluido.

Un arriesgado plan militar ultimado en un sótano en el que habrá algo más que palabras, la oportunidad de Shosanna para poder vengar la despiadada ejecución de su familia (nuevamente la venganza, otra de las constantes en el cine de Tarantino)... La coyuntura querrá que ambos hilos argumentales confluyan en un mismo escenario final. Y qué final...




A grandes trazos esa es la historia que se nos cuenta en Inglourious Basterds. Lo que en ella encontramos: nuevamente, más música de Morricone, lo que comienza a ser otra de sus características señas de identidad; algunos muy buenos diálogos, aunque algo engreído ya por su buena fama de dialoguista, Tarantino se obnubila con frecuencia pecando a menudo de charlatán insustancial; como en las buenas películas, un ritmo ascendente in crescendo que consigue que aguardes con expectación el desenlace de la historia; muchos pies mostrados en planos cortos y escenas en las que -como diciéndonos: fijaos qué dominio cinematográfico tengo, ESTO es lo que tenéis que recordar- se abusa de la cámara lenta (es aquí donde muchos verán sus famosos guiños al spaghetti western...), algunos puntos cómicos y gamberros también "muy de la casa" (caricaturescos, diría yo), si bien esta vez L'Enfant Terrible de Hollywood se muestra mucho más contenido que en anteriores trabajos; y uno de los mejores malos que se hayan podido ver en cine últimamente: el personaje interpretado por Christoph Waltz (el coronel nazi Hans Landa), lo que más me gustó pese a su desaprovechado final.




Por cierto un apunte, a pesar del escenario en que se desarrolla la acción, NO estamos ante una cinta perteneciente al género bélico. Que nadie se lleve a engaño pues, no se ve ni una sola escena de batalla.

En resumen, un trabajo que seguirá gustando -y más que el anterior- al que comulgue con Tarantino, pero que dejará totalmente frío y distante a todo aquel que nunca sintonizó su misma frecuencia. Diversión sin más, con un final alternativo para la WWII distinto al que encontramos en los libros de historia.

[...] Ustedes mismos, yo la disfruté... :-)








5 comentarios:

Raúl Cornejo (Vivir Rodando) dijo...

Completamente de acuerdo. Una película completamente disfrutable

Manuel J dijo...

Sólo un apunte, dices "con la inestimable colaboración de Shosanna Dreyfus", cuando el plan de Aldo Raine no tiene nada que ver con el de ella. Son dos tramas paralelas que se desarrollan sin conocerse entre ellas.

La película a mí me ha encantado, pero está claro que no es una obra redonda. Sólo con las interpretaciones de Christoph Watlz y Diane Kruger merece la pena ir a verla. También me parecen soberbias la escena del principio y la de la taberna del sotano.

Ahora estoy viendo Reservoir Dogs, una de las pocas películas que aún no he visto de Quentin.

Kinezoe dijo...

Gracias por la puntualización, Manuel. Corregido. Y que usted disfrute Reservoir Dogs ;-)

El principal defecto que veo en los últimos trabajos de Tarantino es que a veces le cuesta cerrar el pico, corriendo el riesgo de aburrir. Por lo demás, se mantiene muy fiel a su estilo: banda sonora, guiños cinéfilos, fetichismo del pie... Incluso sigue con esa manía suya de dividir la historia en capítulos...

Lo único que eché de menos en Inglourious Basterds es precisamente que se ocupara más de
sus Malditos Bastardos, que se nos contara más acerca de su pasado, en definitiva, un mayor protagonismo de todos y cada uno de los chicos malos de Raine, porque, tiempo tuvo en dos horas y media...

Saludos.

Javier Márquez Sánchez dijo...

Pues fíjate, yo soy tarantiniano y estos bastardos no me han convencido del todo. Por separado, las estampas -o capítulos- funcionan, pero juntos, como película, creo que les falta ritmo y consistencia. Tomemos como ejemplo otra película a base de retales, 'Sin City'; creo que está mejor rematada en este sentido.

Hay grandes momentos, como ese capítulo de apertura que remite directamente a 'Hasta que llegó su hora' y 'El bueno, el feo y el malo', o el de la taberna. Pero pensemos en la película sin los veinte minutos de la taberna: en nada afecta a la trama, lo que significa que está incluida por el simple placer de la narración. Y eso está genial, siempre y cuando el puzzle quede bien encajado.

Una cinta entretenida, pero personalmente me quedo con el genial disparate de Death Proof y el Especialista Mike.

Kinezoe dijo...

No es su mejor película, de hecho en mi opinión Tarantino firmó sus obras más maduras justo al comienzo de su carrera, léase Reservoir Dogs, Pulp Fiction y la olvidada Jackie Brown, esta última una de mis favoritas. A continuación, con Kill Bill, daría un giro hacia un cine mucho más "gamberro" y sin otra pretensión más allá del puro divertimento, y en esas se encuentra... Eso sí, veo infinitamente mejor película Inglourious Basterds que la soporífera Death Proof, aunque dicen que para gustos los colores...

El arranque de Malditos Bastardos es genial, no obstante si tengo que quedarme con una escena me quedo con la de la taberna; creo que en ella se alcanzan cotas de tensión contenida mucho mayores que al comienzo del film, donde era más que probable se acabara formando bastante "ruido"; es lo que pedía a gritos la cinta para empezar a lo grande...

Que dicha escena es completamente accesoria (la de la taberna), bueno, tal vez ...porque al final poco se discute acerca del plan, y eso de dejar la servilleta con la firma y el zapato a modo de Cenicienta parece un recurso demasiado fácil para un "maestro"... De lo que no cabe duda es de que Tarantino hace justo el cine que quiere, disfruta haciéndolo y no deja indiferente a nadie.

Gracias por el comentario Javier. Un saludo!